martes, 9 de diciembre de 2008

Irlandés desafía al capitalismo viviendo un año sin dinero

En una aventura arriesgada, este economista demostrara empíricamente que "los principios que rigen el capitalismo son erróneos y que no es necesario gastar ni un euro para vivir con dignidad". Si su ejemplo fuese imitado, el capitalismo acabaría sin revolución, acabaría por inanición.



Mark Boyle es un economista irlandés de 29 años que intentará durante por lo menos un año, vivir en una caravana en Bristol, al oeste de Inglaterra, con un hornillo de leña, una ducha de placas solares, una bicicleta y un agujero en el suelo como retrete.

En entrevista a la Agencia Efe antes de iniciar la aventura, el irlandés dijo que comer no será un problema, ya "que la sociedad tira tanta comida a la basura que basta con acercarse a los contenedores de los supermercados para alimentarse".

"Y si me canso de buscar en contenedores, hay presentaciones de libros e inauguraciones de exposiciones de arte suficientes para poder llenar el estómago a base de canapés y bebida gratis", declaró el empresario, que forma parte de la ONG Freeconomy, que promueve el trueque y la eliminación del dinero como estilo de vida.

El desafío del economista empieza coincidiendo con el "Buy Nothing Day" ("Dia de no comprar nada, libremente traducido), celebrado en todo el mundo para llamar la atención sobre los excesos de la sociedad de consumo en un mundo en el cual miles de personas mueren de hambre cada día.

Boyle también cultivará sus propios alimentos para "apreciar el valor real de lo que come": "Principalmente patatas, como buen irlandés".

"Las sociedades occidentales tiran un tercio de la comida y si las personas produjesen su propio alimento, tendrían mucho más cuidado. Lo mismo pasa con el agua, si nosotros mismos la tuviéramos que mantener limpia no la ensuciaríamos y mucho menos nos cagaríamos en ella".

El verdadero problema "es que esta sociedad nos ha dejado completamente insensibles sobre lo que representa consumir": "No respetamos en absoluto la energía gastada en las cosas que compramos, por lo tanto no tenemos ningún problema en despreciarlas".

El único miedo de Boyle en su objetivo de pasar 365 días sin una moneda son los imprevistos: alguna enfermedad, lesión o algún problema en su familia, que vive en Donegal, al norte de Irlanda.

El empresario estará en contacto con sus parientes, ya que no se desprenderá de su teléfono móvil ni de su portátil, aunque sólo los utilizará cuando las baterías, alimentadas por energía solar, se lo permitan.

Como medio de transporte, el irlandés utilizará una vieja bicicleta con un carro amarrado, con la cual no descarta "pasar las Navidades con la familia". "Sólo se interpone el mar en mi camino", dice riendo.

Cerca de 400 personas apoyaron a Boyle en el inicio del desafío, que el empresario dice que enfrentará "como una cuestión de supervivencia", ya que vivirá "sin saber" lo que tendrá para "comer al día siguiente".

Esta vez espera tener más éxito que en su anterior aventura, cuando intentó ir caminando y sin dinero hasta la India, aunque no llego a pasar de Calais (Francia), donde las dificultades de comunicación con los franceses le obligaron a volverse a casa.

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